Wednesday, July 20, 2011

VI- La Señora

La señora Devota Reinaldi de De la Hostia, o solo Devota, o solo La Señora de sesenta y largos años en déshabillé bordeaux, con un agudísimo dolor de oído, ojos apenas despegados y boca pastiche basural, semi o trescuartidormida, se dirige al baño.

-Yo tengo derecho a mis secretos, no sé por qué no tendría derecho a mis secretos. Sé que ocultar es como mentir por omisión, pero preguntar es como sacar por obligación, sobre todo si uno no puede abstenerse de contestar, por no mentir por omisión. Que no pregunte y no le miento – Maquina La Señora, mientras libra en la pileta, a palmas y agua fría, una nueva batalla contra el estampe facial de recién levantada. Se siente tremendamente mal. Apenas soporta el zumbido constante aunque modulante que penetra y hace vibrar su tímpano izquierdo, tímpano que, ella no sabe, está verde, mohoso y con un microclima afiebrado que posibilita la existencia de una selva tupida de hongos en las que, dicen, en unos años y con mejores tecnologías, probablemente se encuentren especies bacterianas organizadas en sociedades. Esto todos se lo pueden imaginar, pero lo que no saben, y acá es donde empezamos a entendernos porque yo les cuento lo que ustedes deben saber y no saben y a mi ni tienen que pedírmelo, se los digo y listo, porque me sirve para que nos entendamos, que es lo difícil acá.

En fín, les decía que La Señora está recién levantada y que su dolor de oído, desoído por su adoradísimo hijito -el Bebote de Devota, como le gustaba alucinarlo-, la lleva a decidir que va a visitar a Dirimiteo y que no tiene por qué contárselo al preguntón de su vidita.

No comments:

Post a Comment